19.8.14

DÍAS DE CINE EN AREQUIPA


Unos días antes de que empiece el mes de mayo, Alejandro Torres Negrón, estudiante de Derecho de la Unsa y miembro del tercio estudiantil, me contactó por facebook para conversar sobre la posibilidad de dar arranque a un cinefórum en el auditorio de su facultad. Me consta que es una idea que él ha ido madurando, porque el año pasado ya hablamos someramente sobre ello. Junto a Carlos Bellatín, gran cinéfilo, y él, conversamos un poco sobre porqué insistir con el cine, en estos tiempos neoliberales en los que prima justamente el mal cine y las ansias de monopolizar de las grandes productoras que apuestan por lo mediocre; también estaba el hecho de que las películas que se proyectaran tenían que tener relación con el Derecho. Muy bien, hay decenas de buenas películas que se podrían mencionar que se acoplaran a este objetivo si uno repasa mentalmente la historia del cine. El asunto de fondo era promover que los estudiantes y el público en general, sepan diferenciar el buen cine del malo. Más allá de complejas consideraciones de las palabras «bueno» y «malo», y de modas transitorias, se entiende por buen cine uno que nos humanice, que nos libere, que nos despierte a una conciencia global, que nos situé en cada una de las realidades que nos ha tocado vivir, que nos haga entender que estamos inmersos en un sistema depredador que está extinguiendo el mundo, y que a la vez (con todo eso) nos nutra con su estética, con un elenco actoral esplendoroso, con una iluminación sumamente meditada y un argumento que sepa conducir nuestras emociones y que, además, una vez acabada y exhibida la cinta termine siendo una nueva estética que se engarce con precisión en la historia. Se entiende por mal cine aquel que resulta siendo un producto industrial (sobre todo estadounidense), que vale por los millones que hace, una plataforma donde salen a la luz unos egos alucinantes, unos actores que terminan vendiéndonos relojes en las revistas, que en definitiva distrae o cree que distrae pero que no deja nada, en el que el espectador de cine entra idiota y sale idiota. Me resulta una buena metáfora de todo lo anterior el que se recuerde mucho más la escena de Buñuel en El perro andaluz, cuando esa nube y ojo rasgados nos revelan algo mucho más profundo que cualquier escena de la fácilmente olvidable Avatar.

Entonces arrancó todo el viernes dos de mayo. A las cuatro de la tarde se inauguró el cineclub «Carlos Oquendo de Amat», en homenaje célebre poeta puneño que logró transmitir ese amor al séptimo arte a través de sus fulgurantes versos. Las palabras previas fueron dichas por el director del cinefórum, Jordan Martín Jauregui y el gestor de todo eso, el mencionado Alejandro Torres Negrón. El evento congregó a varios estudiantes de distintas facultades y a algunos foráneos a la casa de estudios. El primer film proyectado fue Karakter, de Mike Van Diem. Lo novedoso de todo el asunto era que antes de la película y después de la película, habría, primero una exposición de la misma, a cargo de un presentador (en esa primera fecha se encargó de esto el poeta y abogado César Belan), y luego un conversatorio donde lo principal sería la interacción con público asistente, siguiendo los lineamientos de un cinefórum bien esquematizado. Fue una experiencia agradable, también por el hecho de que hubo algunos inconvenientes técnicos que nos permitieron charlar con los chicos de manera más amena hasta que la película se reparase y hacerles partícipes de en qué consiste precisamente el lenguaje cinematográfico y en qué cosas fijarse a la hora de ver una obra de arte para disfrutarla de una manera completa. Se hizo el brindis de honor y al final se programó un ciclo para un mes de películas del siguiente viernes en adelante. La estrategia de partida era que mientras más público ingrese mejor funcionarían las cosas. A lo largo de los meses, se han proyectado varias películas que han tenido, yo creo, una buena cogida, y las han presentado un distinguido grupo de personas que se relacionan con el cine desde sus diferentes facetas en la vida cultural arequipeña, se ha saltado de un tema específico a otro en las diferentes ramas del derecho. Películas como La naranja mecánica, Los juicios de Nuremberg, Rashomon, El secreto de Vera Drake, entre otras, han servido para hablar a la vez de Cine y de Derecho pero sobre todo centrándonos en lo que nos toca vivir cada día, sacándole el mensaje idóneo para nuestras relaciones sociales con nuestro entorno.

Casi en paralelo al nacimiento del cinefórum de la facultad de Derecho, nació el cineclub «Alain Resnais» de la escuela de Ciencias de la Comunicación de la Unsa, esta vez en honor de un grande del cine europeo, el francés Alain Resnais, miembro eminente de la ‘nouvele vague’ francesa; que destacó con películas brillantes como Hiroshima mon amour y El año pasado en Marienbad y que ilustra como nadie las consecuencias inequívocas de las dos grandes guerras que ha visto el hombre del siglo XX y que nos sirven bastante a la hora de configurar la postmodernidad. El día martes trece de julio, en el auditorio de la facultad, se arrancó con esta otra gran experiencia, tuve el honor de asistir como invitado al evento para charlar sobre la importancia del cine en la cultura y exponer un poco de qué trataba la película que los espectadores iban a ver, en ese caso Hiroshima mon amour, del mentado cineasta galo. La organización recayó en un magistral equipo encabezado por Roberth Orihuela, un inteligente comunicador, muy activo en su facultad, que ha sabido transmitir esa pasión por la cinematografía a los que lo rodean. Aquí también se le ha dado cabida al género documental, enlazándolo con lo que vienen estudiando, por ejemplo se han presentado documentales de bella factura, como: La ciudad de los fotógrafosLa revolución no será televisada, La doctrina del shock, entre otras, algunas veces también cine peruano, como la notabilísima Días de Santiago.


Afiche del 1er festival de cortometrajes de la UNSA



Pasaron los días y de pronto Roberth proyectó un Festival de Cortometrajes, me pareció sin duda una idea realmente maravillosa. El veintiuno de junio se lanzó la convocatoria al 1er Festival de Cine «El arte de la vida», a desarrollarse del 14 al 18 de julio, un evento realizado por los alumnos de la escuela de Ciencias de la Comunicación de la Unsa. Se estipularon premios económicos para los tres primeros puestos en el concurso y además habría exposiciones y conferencias. En esta ocasión fui invitado para ser jurado de este certamen, pude ver algunos de los nueve cortos en juego in situ, Guido Baca, integrante fundamental de la organización, me alcanzó todos los cds en un sobre cerrado para verlos con más detenimiento en casa. La tarde del 15 de julio visioné el amor al cine de varios muchachos que no superaban los 25 años. Había de todo, desde ideas que se amparaban en la animación, a un corto en forma de reportaje o crónica policial, desde un mimo que asesinaba —cómo no— en silencio a sus víctimas, hasta una trágica historia de un adolescente que no consigue quitarse de encima su pasado ovíparo, desde un poema de amor taciturno, hasta los barrotes feroces de una cárcel. Creo que a todos los trabajos los une el hecho de que son experimentales, tanteos de una persona que está poniendo los pies en la realidad, ideas propias que van cogiendo velocidad; en todos hay una crítica al statu quo, una reivindicación juvenil que pide a gritos ser oída. El primer puesto se lo llevó una joven que está muy relacionada con el mundo del teatro, Ángela Zarate Mancilla, con el corto Nunca lo hice,  Se trata de una historia con tintes psicológicos, donde todo ocurre en la cabeza del protagonista, todo esto sazonado con un buen manejo del tiempo (algo que no ocurrió con los otros films) y un excelente control del sonido. El segundo puesto fue a parar al corto Conciencia Reclusa, de Luis Enrique Ponce, estudiante de la universidad Católica y el tercer puesto lo obtuvo el corto Lo que deseo de Miguel Ángel Huamaní Benites. Se les premió el viernes dieciocho al mediodía, y un día después, en el programa semanal Cinepsis de la radio El Pueblo (960 AM), conducido por Sonia Quispe, se presentaron los vencedores para tener una amena charla sobre cine y para que nos expliquen sus trabajos. Ese día confluyeron las ideas, se conectaron las mentes y se barajó la posibilidad de elaborar un colectivo audiovisual que sea capaz de poner en el centro del foco cinematográfico a Arequipa, para que esta ciudad sea capaz de repensarse a través del cine.

Ángela Zarate Mancilla, ganadora del concurso de cortos «El arte de la vida»

Artículo aparecido en la edición del lunes 18 de agosto de este año en el semanario Vista Previa 

11.8.14

EL DESCONCIERTO: Los Panero en el cine





El cine de culto en España tiene nombre propio: «El Desencanto». Ninguna película tiene ese aura cenicienta, ese aroma a grito desintegrador. Se ha dicho de ella que es atemporal, que puede ser vista sin contextualizarla, pero yo creo que se pierden muchas cosas si uno no está ilustrado en la materia; en este caso, la historia reciente del pueblo español. En el film entra de todo, desde la más pura poesía (básicamente el tema de fondo), hasta el más disparatado conservadurismo a causa del franquismo. España purga su condena con esta cinta que supura pus por todos los costados, allí donde uno  encuentra un bosque ponzoñoso pero con muchas luces. Se dice que Chávarri, el director, lo que intentó hacer fue un corto, pero no veía cuando parar de rodar, seguramente se vio reflejado en los ojos de Felicidad Blanc —la abnegada y seductora madre de los muchachos Panero—, y supo entonces que había dado con un yacimiento de emociones dispuestas a sacudirse, a asumir el papel principal de esa España en transición, que recién despertaba a la realidad y se daba cuenta del horror de sus años pasados, de la criatura deforme en la que se había convertido. Con esta película, también España se vio en el espejo y lo que este reflejó, no dejó indiferente a nadie. 

Personalmente, lo que sé de los Panero se lo debo a mi devoción por la poesía del hijo del medio, hablo de Leopoldo María Panero (de quien no he leído sus cuentos). Tenía una personalidad que arrastraría hasta al más indeciso aspirante a poeta. Leopoldo María ha muerto a principios de este año en el manicomio de Las Palmas de Gran Canaria; ha sido el último de todos los personajes/personas que salen en la película (no me parece que deba llamarse documental, porque sencillamente no lo es) en morir, el único que sobrevivió al final a todo ese maremágnum de atrocidades. Por Leopoldo supe que su padre fue poeta, el llamado «poeta del régimen». Leopoldo Panero Torvado encarnaba lo que pocos poetas quieren encarnar, la figura del paje al lado del dictador, el bufón que distrae la atención cuando se están tocando temas peliagudos. Carmen Polo, la esposa de Franco, era prima de su madre. Seguramente Franco, en su muy limitada visión, creía que la poesía era cantarse a sí mismo cual Narciso. Ni corto ni perezoso, Panero padre vivió una vida casi lujosa en la calurosa Astorga, donde aún pocas personas le honran. Supe también que era borrachoso y un poco pendenciero, que era de grito fácil y de costumbres bastante conservadoras, pero que de joven se había dedicado a la revuelta y a raíz de algunos tristes acontecimiento se había cambiado de bando y que desapareció de este mundo una tarde en la que venía ebrio, haciendo eses con su coche, para luego subir tambaleante a su habitación. Una vez allí, feneció en medio del desconcierto de sus dos menores hijos (el mayor, Juan Luis, vivía en Madrid con sus abuelos) Leopoldo María y Michi. Un personaje muy extraño este Panero Torvado, hermano de otro poeta, muerto muy joven, Juan Panero. A partir de esta muerte se empieza a escribir otra la historia, se rompe el bobo encanto, aquello de «Éramos tan felices», a partir de ahora se vienen los desórdenes psicológicos, el desmembramiento, los enfrentamientos con el statu quo, la desintegración del antiguo régimen, la izquierda radical, la locura, los poemarios, y sobre todo, la revelación de que nada era verdad, de que la realidad es cruda y si se tuerce al antojo de un sistema dictatorial, pues engendra monstruos. 

Estamos en 1976, Michi, el hijo menor de una acomodada e intelectual familia astorgana, se toma unas copas con un joven director de cine. Jaime Chávarri está dispuesto a revolucionar la comarca audiovisual de su país, ahora que este ya no tiene riendas y se despierta a la libertad de pensamiento, quiere poner una cámara en un sanatorio para locos y dejarla ahí para que las imágenes hablen por sí solas; tan execrable debía ser la forma como trataban a los enfermos mentales en esos tiempos oscuros de la dictadura, el electroshock seguía siendo la primera solución. Michi le sugirió que su hermano, que estaba un tanto loco, y que residía justamente en uno de estos manicomios, podía participar, pero que básicamente su familia fuera una metáfora subrepticia de los tiempos que vivían y de los que se avecinaban, es decir que participara el resto de los Panero y sobre todo su historia abigarrada. El resto está ahí, véanla; primero las remembranzas de la madre (Chávarri luego dijo que lo que realmente le había hecho decidirse en hacer el film era la grandilocuencia de Felicidad Blanc), la complicidad de ésta con Michi, la patética aparición del hermano mayor, que por cierto se llevaba muy mal con el hermano que le seguía en orden, pidió no grabar con él, se desconocen los pormenores. Me parece sobresaliente la escena donde Michi y Juan Luis hablan del fin de raza, y de embarazar a una campesina para que el apellido perviva. Leopoldo María aparece después, cuando ya ni se le esperaba, para recordarnos que la vida, la verdadera vida, es la que está desnuda, la de lengua sincera, la de los trapitos sucios al aire. Se da entonces la confrontación con su madre y en otras palabras, uno sabe que a él lo volvieron loco, de que es un chivo espiatorio (él mismo lo sostiene). 

Lo esencial de la película es que es una tragicomedia, a ratos una comedia salvajemente intelectual, y a ratos una de terror del expresionismo alemán. Ahí reside su encanto y su permanencia como documento básico de aquellos extrañísimos setentas en Hispania, donde la figura paterna aún pesaba como una loza.

Fotograma de la película «El Desencanto»

Pasados algunos lustros, una llamada de un Michi bastante avejentado, motivó que se vuelva a hablar de «Los Panero», iba dirigida a Chávarri, y le decía sin ambages que rodarán otra vez y que la película resultante debía llamarse, sin lugar a dudas, «El Desconcierto». Chávarri intenta ponerse manos a la obra, pero el sobrino del respetado cineasta Jesús Franco y primo del escritor Javier Marías, es decir Ricardo Franco, comunica que será él quien lleve a cabo el proyecto. Chávarri puede así descansar un poco del propio mito que el había ayudado a cimentar. La película finalmente tuvo por nombre «Después de tantos años» y en ella se ve nuevamente a los tres hermanos, con destinos no muy distintos a los que uno se pudo haber imaginado viendo la primera cinta. Un Michi enfermo y muy avejentado lleva la voz cantante, por cierto una voz de un pesimismo luminoso, pocas personas son capaces de elucubrar como Michi, con esa mezcla extraña de cinismo, humor negro y verborrea literaria. Juan Luis aparece poco y lo que dice no es muy trascendental. Leopoldo María está interno en el manicomio que él ha hecho famoso por un poemario, Mondragón, y lo primero que sostiene que es no tiene con quien hablar, porque los demás internos no salen de los cipotes y los coños. Lo mejor, sin ninguna duda, son las escenas finales donde Michi y Leopoldo se rencuentran en un cementerio y se echan las risas más estruendosas que se hayan oído en la soledad de las sepulturas. Me quedo con eso, sobre todo, con las risas, con la poesía dócil de un viento que se eleva imparcial. En el link de abajo pueden ver la cinta completa.




Dos caras de una misma moneda, dos películas que se entremezclan como dos serpientes follando; detrás, como una sombra, siempre planea la poesía de lo efímero, la muerte consagrando la memoria impertérrita de estos seres que vivieron y murieron tantas veces. 

23.7.14

SUGAR MAN, una búsqueda serena







Emotivo documental rodado por el recientemente desaparecido Malik Bendjelloul. En él nos cuentan las peripecias que sufrieron las composiciones sesenteras/setenteras de Sixto Rodríguez, músico de de ancestros mexicanos, que vagabundeaba por la niebla fabril de una múltiple Detroit. Tras algunos avatares casi surrealistas, dan con él (finalizando el siglo pasado) para hacerle presente que su música ha contribuido a destartalar el apartheid sudafricano hace ya algunos años y que él tuvo que ver en esos cambios con su voz protestona. Imagínense: un músico que en su país solo consigue conmover a un puñado de gente, pero que en otras latitudes desencadena una serie de cambios mentales y se convierte en un cantautor de culto. ¿Cómo llegó la música de Rodríguez a Sudáfrica? ¿Por qué permaneció en el imaginario colectivo por tanto tiempo? Críticas aparte, la cinta me parece superlativa por las emociones que provoca, la historia es un medio para decir algo que tiene que ver más con los sentimientos que con las realidades sociales de cada país. Recomendable hasta el grado sumo, cuenta con imágenes impactantes y algunas secuencias donde el guión parece flotar inerme sobre nuestros oídos. 

Podeís verlo en link de abajo, les va a saltar una lluvia de meteoritos, varios avisos publicitarios, pero eso ya es demasiado común en estos tiempos neoliberales. Paciencia y disfruten de esta conmovedora obra de arte.


http://www.documaniatv.com/biografias/searching-for-sugar-man-video_033fec27b.html

22.5.14

STANLEY KUBRICK: Una vida en imágenes.




El año 2001, la Warner le hizo un merecido homenaje a Kubrick. El encargado de esquematizar toda esa catarata de imágenes, testimonios, sensaciones, etc., fue Jan Harlan, productor ejecutivo de buena parte de la filmografía del agasajado director neoyorquino y hermano de su mujer Christiane y por lo tanto su cuñado. Harlan también fue el productor ejecutivo de Inteligencia Artificial (2001), film que como se sabe fue algo a medias entre Kubrick y Spielberg. 

«Stanle Kubrick: Una vida en imágenes» reconstruye la que fue la vida profesional de uno de los mejores directores de la historia. Desde que entró en la historia del cine, Kubrick nos ha sorprendido siempre, todas sus películas se han convertido en obras maestras. Su grado de obsesión con el cine roza desde lo sagrado hasta lo patético. El documento cuenta con los testimonios de personas que lo conocieron a fondo, amigos, actores, familiares, colegas. Lo que está claro es que no indiferente a nadie, marcó la vida de quienes le rodearon. «Kubrick, demasiado Kubrick», diría Nietzsche.

«Cualquiera que haya tenido el privilegio de dirigir una película sabe de lo que hablo: aunque pueda ser como intentar escribir Guerra y Paz subido a un coche de choque en un parque de atracciones, cuando finalmente lo consigues, no hay placeres en esta vida que puedan igualar esa sensación».

Stanley Kubrick en su discurso al obtener el premio D.W. Griffiths Lifetime Achievement (1999).



Kubrick durante el rodaje de «Barry Lyndon»


20.5.14

PAULO LEMINSKI: Ervilha da Fantasia





Paulo Leminski (Curitiba, Estado de Paraná, Brasil, 24 de agosto de 1944 - Curitiba, 7 de junio de 1989) retrató con verbo intenso sus opiniones acerca de la poesía, el cine, el psicoanálisis, la música, la política,  el tiempo, etc., en este pequeño documenta, hecho para la televisión de su país. La dirección corre a cargo de Werner Schumann, la edición de Eduardo Pioli Alberti.

Es sin duda el más importante trabajo realizado sobre el polémico poeta. Echado en su biblioteca, con los libros desparramados por el suelo, la mirada fija en el entrevistador como si estuviera rivalizando con él, haciendo de la memoria un arma perfectamente cargada. La poesía sin porqué, la poesía como error genético, la poesía como la capacidad lúdica del lenguaje. Cuatro años después, en junio de 1989 falleció tras una cirrosis hepática.




14.5.14

JOSÉ WATANABE: El Guardían del Hielo





Documental corto para recordar al inmenso poeta. Está realizado por Javier Corcuera. Una producción de LaMulaTV.


El guardián del hielo

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo. 
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil

           Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardián del hielo.



                                                                                           José Watanabe


12.5.14

PASOLINI sale buscar el amor





Micrófono y cámara en mano, Pasolini filmó este documental en 1963, buscando reflejar la mentalidad italiana con respecto a la sexualidad y a las relaciones amorosas entre sus compatriotas. Para ello viaja al sur y al norte, a las ciudades y al campo, entrevistando a intelectuales, trabajadores y granjeros... a hombres y mujeres, a mayores y niños... Entre las personalidades que aparecen entrevistadas se encuentran el poeta y premio nobel Giuseppe Ungaretti, o el escritor Alberto Moravia.

11.5.14

CHARLOT toma por asalto Easy Street




Chaplin siempre ha estado allí, vagabundeando en la memoria de la gente. Este cortometraje de 1917 es la prueba más palpable de que la humanidad tiene las riendas.

VAN GOGH, un suicidado en blanco y negro




Realmente conmovedor lo que hace Resnais por Van Gogh. Es un homenaje en toda regla, aunque su audacia juvenil nos hace observar los hechos desde la imparcialidad. Hoy en día, pensar en ver un vídeo en blanco y negro y que encima nos esté contando un memorable relato de una de las etapas más descollantes de la pintura, es ya de por sí una paradoja. Abundan los pesados tomos a full color sobre la obra del holandés, abundan también, por desgracia, los dólares agrandando la burbuja del arte contemporáneo. No por eso vamos a dejar de sentir un profundo respeto hacia una figura que se cae de tanta melancolía. Cuando ves sus cuadros o sientes un sopor mefítico tras el estado de gracia de la poesía o no lo sientes y haces hincapié en lo vacío, en lo aterrador que puede resultar vivir la vida con el alma alquilada a los demonios.